5 de febrero de 2016

Descanso.



Me siento saturada de estímulos, de querer hacerle sentir a mi piel todo eso que veo a diario: ese sexo, esas caricias, esos gemidos propios y extraños que llenen la habitación y nos digan cuánto estamos gozando.
Porque en este momento de mi vida he decidido que lo pruebo, que me pruebo, y veo hasta dónde quiero llegar. Y la puesta en práctica me ha demostrado que no es oro, ni siquiera cobre, todo aquello que yo me había imaginado o anhelaba. ¿Esperaba demasiado? Es cierto que las expectativas no son buenas, pero no es menos cierto que en este camino olvidé algo.


Pensé que ponía toda la carne en el asador, porque no sé darme de otra manera, pero me he dado cuenta de que lo hacía en el sexo, y con sexo. Olvidé que la piel siente, que todo está conectado, y no podría librarme de sentir.
Cómo se siente.
Cuánto se siente.
Porque el camino comenzado no se abandona, tan sólo hacemos un alto para retomar impresiones. Se impone hablar cara a cara con la piel, escucharla, y si insiste, hacerlo también con el corazón. El camino iniciado no se abandona porque es vital, es la búsqueda de ese yo que quizás nunca te atreviste a escuchar o no te dejaron, ¿qué más da?


Calma, sólo necesito calma, y confiar. Sólo eso nos suele hacer falta.

17 de diciembre de 2015

Corazas.



Hay corazas de todo tipo, tamaño y condición. Hay corazas que saltan a la vista y hay otras invisibles a los ojos. Hay corazas que las creas poco a poco, sin ser consciente de que lo serán, y no importa cuánto tiempo pases en ello, siempre te parece poco, y sigues un poquito más.
Hay corazas hechas de carne y piel. Porque piensas, ilusa, que así no podrán acercarse lo suficiente y todo resbalará, nada será capaz de atravesarla. La vida será liviana y fácil. Quizás ames menos pero acabará esa sensación de que cada persona que pase dejará la herida y marchará.

Ha pasado tiempo, mucho, con una coraza gruesa, muy gruesa, hecha de muchos kilos “de sobra” que durante tiempo creí que me protegían de más desengaños y abandonos. Craso error. No lo han hecho.
Los he sufrido, luchaba con ellos, supongo que porque una pequeña llama dentro de mí recordaba que eran algo extra y no me pertenecían. Pero me equivocaba. Ya eran una parte de mí y la vida acaba de ponerme en mi sitio, de recordarme que con ellos o sin ellos, el problema soy yo.
Excesivamente sensible, demasiado crédula, y demasiado directa. Todo en exceso, como los kilos de la coraza que me puse, pensando que así no se acercarían, permanecería escondida. Me equivoqué. Los excesos y la sinceridad a bocajarro asustan.


Una lección más. El problema es que el abismo de no saber qué hacer o dónde posicionarte, es grande.
Tendré que calzarme zapatos nuevos, una coraza diferente y pintarla de otro color para volver a sentirme segura, y volver a medir lo que muestro. Vida, caprichosa y corta vida.


3 de noviembre de 2015

Quizá mañana.



Porque aún puede cerrar los ojos y sentir sus labios.
Porque todavía se eriza su piel al recordar aquellos orgasmos.
Porque el cielo gris afuera parece haberse colado hasta su alma y amenaza tormenta.
Porque sí, porque no puede evitarlo; las primeras lágrimas se derraman por sus sienes mientras un suspiro la deja sin aire.
Aprieta los ojos. Se recuerda una vez más que todo es pasajero y esto no iba a ser una excepción. ¡Maldito cabrón!... Se le escapa, una vez más. Si no doliera tanto…
Si no doliera tanto, quizás podría respirar mejor en vez de boquear como un pescado en la orilla.
Si no doliera tanto, quizás podría decidirse a continuar, como si no pasara nada, de cara a la galería.
Lleva encerrada varios días, sumergida en el maremágnum de sentimientos que provocó el adiós. Tan descolocada que ha perdido la noción del tiempo, dejando su cuerpo a la deriva sin horarios de comida o vigilia.
La ausencia de abrazos, de su piel a mano, eso es lo que impide dar el paso, el primero, el único necesario para poder seguir sin él. Y deja pasar otro minuto, otra hora, otro día más; sin hacer nada más que dejarse llevar por la tristeza. Mañana, quizá mañana se decida.