5 de noviembre de 2012

Valientes con miedo



La palabra valiente me ha llegado por tres sitios diferentes en apenas tres días y no sé si será casualidad pero  se dice por ahí que las casualidades no existen. Desde una película para niños recibí el mensaje de que hay que ser valiente para ver aquello que hay dentro de nosotros, en nuestro corazón, y que guía finalmente nuestras decisiones y, con ello, nuestro destino.
Es cierto, hay que ser valiente para pararte y mirar adentro, aunque lo es más todavía si además te decides a compartirlo, exteriorizarlo. Nos da miedo y es el miedo el que paraliza y no nos deja avanzar. Y suele ser miedo o temor a no ser aceptados, queridos, valorados como creemos que merecemos. Una no abre el alma a alguien que se encuentra por la calle, aunque es bien cierto que a veces resulta muchísimo más sencillo confiarse a alguien que no es importante para nosotros. No, cuando decidimos abrir el alma es a alguien con quien nos sentimos cómodos, por quien sentimos un afecto o simplemente alguien que nuestras tripas nos dicen que es de fiar, que sintonizamos. Por eso necesitamos que esa persona lo aprecie y le de la importancia que tiene para nosotros.

El segundo valiente me llegó desde alguien a quien considero inteligente e interesante y me dijo que le parezco valiente por escribir este blog cosa que, he de confesar, no me había parado a pensar desde ese punto de vista puesto que para mí esto está siendo una forma de compartir esta necesidad mía vital de escribir.
Finalmente, el tercero me ha llegado hoy de la mano de alguien con quien comparto confidencias y que me ha recordado que debo sentirme satisfecha conmigo misma, y hasta premiarme de alguna manera, porque desnudar el alma es de valientes y aunque las lágrimas sean sanadoras, es mucho más liberador el compartir esos miedos con alguien.

Pero el miedo es algo innato y hasta bueno porque nos alerta y avisa de aquello que nos hace sentir inseguros, fuera de nuestra zona segura. No hay miedo que no pueda ser cogido de la mano y aceptado como compañero de viaje para que podamos aprender de él y crecer. De modo que empecemos a aceptar que somos valientes, aunque no nos sintamos así todo el tiempo, y sigamos abriendo compuertas. Que entre el aire fresco a la vez que dejamos asomar nuestro más íntimo ser a esa libertad, a todos los niveles, que a veces no nos permitimos por miedo.

2 comentarios:

  1. Valiente, es una de las palabras que mejor me suenan al oído, me encanta repetírmela una y otra vez. Me la repito, me la escribo, me la etiqueto, me la tatuo...hago mucho con una sola palabra, pero es una palabra importante, no es como otras, ésta hay que llevarla siempre en el bolso y sacarla muy amenudo para verla y acordarte de que la puedes usar tantas veces como te venga en gana, porque sí,es una palabra que libera y esa es una sensación única.

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  2. Pues agárrala fuerte porque el tiempo se alía con el olvido y la palabra valiente se va escurriendo entre los dedos si no la atendemos a menudo. Acúnala y no la dejes ir...liberémonos con ella :D

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