13 de marzo de 2013

Domingo en la mañana

Leyendo hoy la entrada del Gafas, Sexo SS (sexo de sábado), me ha hecho pensar en que para algunas cosas estamos más en sintonía de lo que pensamos hombres y mujeres, o al menos aquellos hombres y mujeres que tenemos una perspectiva de la vida parecida. Si estamos en la misma onda en cuanto a ser muy o poco conservadores, hay ciertas cosas que también las vemos de manera parecida.


Pienso que habrá hombres que sean muy conservadores que no buscarán siempre como cazadores (lo sé, la mayoría lo hacéis) y serán más selectivos porque necesitan encontrar una rara avis, algo que no es tan sencillo en la actualidad. El resto, los cazadores, cada vez se encuentran más con presas que al final de la noche, cuando se han dejado conquistar y llevan al cazador a su terreno, experimentan el mismo tipo sentimiento de satisfacción y éxito porque normalmente, sabiendo que os gusta más cazar que ser cazados, procuran que el cazador elegido las elija a ellas como presa y no a otra.

Sexo de sábado lo llama el Gafas. La verdad es que es una lástima que esa sensación la asociemos tan sólo a los sábados, pero no es menos cierto que al no tenerla a diario la saboreamos mucho más cuando llega. Llegados a "...ese momento tras el beso de despedida, unas veces comprometido y otras satisfactorio", que él menciona, la sonrisa se instala no sólo en la cara del cazador y su salida al mundo exterior, sino también en la de la presa (asumimos todo el tiempo que la noche fue un éxito). El cuerpo se siente más vivo que de costumbre por muy cansado que esté tras la contienda, la sonrisa se instala con intención de no abandonarnos en lo que queda del domingo y ya sea que nos estemos preparando un café o descansando en la cama revuelta aspirando todavía el olor a sexo del dormitorio, en ese momento tampoco nosotras pensamos en si habrá o no más encuentros.

Si alguna de vosotras, presas, no está de acuerdo puede rebatirme pero yo me siento tan satisfecha y poderosa como el cazador, también veo el día más luminoso y me siento diferente al día anterior. Es posible, casi seguro (es difícil que salgan historias de peso de estos encuentros, aunque no imposible, pero hoy no hablamos de eso), que el lunes esa sensación se haya marchado y vuelva a mi rutina, pero eso da igual, estaré a la espera de la próxima conquista de un cazador que me haga sentir viva.


2 comentarios:

  1. Me alegro que mi entrada sobre el sexo de sábado te motivara, Sin lugar a dudas creo que no estamos tan alejados en las lindes del deseo los hombres y mujeres. Ambos deseamos lo mismo, formar parte de lamente de la otra personas, en forma deseo, de complicidad, de amor, de incluso todo lo anterior en una persona, Las noches de los sábados, o mejor dicho, las mañana de los domingos tras las conquistas, nos catapulta a un espacio tiempo indescriptible , la dopamina y todos sus congéneres se encuentran en frenética actividad y multiplicación constante más que los panes y los peces.
    La sensación del que se va, del que sale del lugar del deseo es más que óptima, pero el que se queda en la cama, como dices, saboreando el momento del olor que queda, de las sensaciones que fueron acciones. Del deseo materializado.
    Como bien dices, esos so los momentos donde saboreamos lo que no tiene sabor pero que nos sabe a gloria.

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  2. ¿Que sería del cazador sin presas que cazar? Su vida no tendría sentido.
    Y, al revés, un mundo lleno de presas, sin cazador que las elija...? Absurdo.
    Ambos, cazador y presa (o al revés) solo tienen sentido si van juntos, de la mano, en busca de su destino.
    Además, no hay que perder de vista que ambos papeles son reversibles y puedes pasar de ser cazador a ser presa con solo una mirada. La adecuada...
    Un placer leerte.

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