31 de agosto de 2013

Recuerdo de la infancia




Otro domingo más comiendo con los abuelos. El comedor es pequeño y los muebles siguen siendo los de hace años. No son demasiado viejos pero tienen ese sabor de lo que es un poco antiguo sin ser clásico, lo que en su momento estaba bien, sin grandes excesos. Justo enfrente, saliendo del comedor está la puerta de la cocina, también cuadrada, más bien pequeña y con el olor de la paella al fuego, como cada domingo. Pero primero el aperitivo, invariablemente, ese paso obligado en aquella casa y que mi abuelo disfrutaba preparando más si cabe que la consabida paella. Siempre es un tentempié sencillo, que no escueto, y verle a él a la mesa, un deleite. Sí, disfrutaba los alimentos como todo en su vida, con excesos, como si no hubiera mañana. Todavía hoy recuerdo esos aperitivos cada vez que bebo sidra, “digestiva y riquísima”, decía, y aprovechando para terminarla durante el resto de la comilona.