11 de marzo de 2015

Marwan. Un juglar y su guitarra.

(08/03/2015)

Hoy tengo una razón más que añadir al hecho de estar contenta viviendo en esta ciudad: he conocido a Marwan en un concierto. Nada más y nada menos.
De haber pasado en una ciudad mayor es difícil que hubiera sucedido de esta manera. "Maruán", que es como se pronuncia (sí, lo sé, seguro que hasta ahora eras como yo y lo pronunciabas mal), ya sabes que canta, escribe poesía, y habrás visto videos suyos en internet, como yo. Pero lo que nadie me había dicho es la energía que te transmite este tipo y su guitarra. Transmiten sus acordes, sus letras, sus sonrisas, su entrecejo empeñado en contarte bien las cosas que trae consigo, sus manos… Porque sus manos se divierten, pegadas a la guitarra y a solas.

Fui sola al concierto, sin saber muy bien qué esperar o la media de edad que encontraría. Al final, mucha chica y la gran mayoría, jovencitas. Nunca he sido una fan de esas de libro, de nadie. No he seguido a nadie de concierto en concierto, ni he comprado todos sus discos (o CDs).
Me sentí en casa, seguramente porque el local era pequeño, pero es que además Marwan te coge y a ratitos acaricia tu alma, luego te lleva de la mano al patio de recreo y después ríes a carcajadas porque comparte su loco mundo. Pero algunos pedazos de la velada decide abrir otro apartado suyo y se pone serio: reivindica, te cuenta la historia de algunas canciones y no le importa mostrar ciertas heridas.